Es necesario
recordar que los niños que padecen parálisis cerebral son ante todo niños.
Tienen las mismas necesidades que los demás. Por tanto, como docentes, debemos
ofrecerles la oportunidad de establecer una proximidad, una interacción y una
comunicación con los otros, de fomentar la confianza en sí mismos, y recibir
aliento y orientación para el desarrollo y el aprendizaje. No obstante,
necesitarán atención especial, asistencia y ayuda para satisfacer estas
necesidades. De ahí que resulte esencial que los maestros y las maestras
poseamos cierto conocimiento sobre sus problemas relativos a la función o al
aprendizaje, para ajustar nuestra enseñanza del mejor modo posible para el niño
o a niña.
La principal tarea del maestro: si
nosotros, como maestros, podemos aceptar al alumno o a la alumna con parálisis
cerebral tal como es en realidad, respetar su carácter singular y resaltar sus
recursos en vez de sus deficiencias, entonces seremos capaz de ofrecerle
posibilidades únicas de aprender y desarrollarse.
El alumnado
que sufre parálisis cerebral necesita:
1. Resolver los problemas de concentración
- Eliminar
los elementos de distracción en la educación: los niños que padecen
lesiones cerebrales se distraen con más facilidad. Para proporcionarles un aprendizaje óptimo, los maestros y las maestras
tendremos que ser capaces de aislarles de las impresiones externas que puedan
distraerlos y perturbarlos. Por eso, cuando llevemos a cabo tareas
concretas el pupitre debe estar limpio y preparado para la nueva actividad,
dejando a la vista del alumno solamente los objetos necesarios. Sin embargo, si
por otra parte queremos que el niño tome conciencia de su entorno físico y
experimente con él, deberemos dejar a su alcance muchos objetos distintos. Es
necesario encontrar la mejor situación para cada niño.
- Proporcionarles un ritmo de trabajo estructurado, ya que esto ayudará a los alumnos
con problemas de concentración a sentirse más seguros sabiendo exactamente lo
que va a ocurrir en todo momento. No obstante, siempre tenemos que dejar margen
para que el alumno tome la iniciativa de actividades no planeadas.
-
Atribuirles
ejercicios o tareas cortas y claramente definidas, sobre todo aquellas cuyo
resultado se ve de inmediato. Por ejemplo, un problema aritmético a la vez,
escrito en una tarjeta individual, puede ser mucho más inspirador que hacer
frente a todo un libro de matemáticas lleno de problemas.
-
Es conveniente que los situemos en la parte trasera de la clase, ya que de este modo
evitaremos que se gire constantemente para observar lo que ocurre en la clase.
- Sin embargo, en clases con muchos alumnos el
niño deberá estar situado lo más cerca
posible del maestro, salvo que tenga su propio tutor o asistente especial.
- En una clase con ventanas, el niño deberá estar situado con la ventana a su espalda.
Ello evitará que se distraiga con lo que ocurre fuera, y al mismo tiempo
impedirá que le alumbre la luz.
2. Enseñanza basada en el nivel de desarrollo
del alumno
-
Enseñanza
basada en los recursos particulares de cada niño, tanto mentales como físicos. Hay
que preparar un plan o estrategia para cada niño, basado en una evaluación
detallada de:
Ø
Su forma y su capacidad de comunicación;
Ø
Su condición emotiva.
Ø
Su nivel mental
Ø
Sus posibles dificultades de aprendizaje.
Ø
Los locales disponibles.
- Asegurarnos
de que el niño entiende: esto podría consistir por ejemplo, en verificar
que el niño entiende las palabras con las que se describe la tarea o ejercicio.
Además, hay que proporcionarle una comprensión clara e inequívoca de la
naturaleza del ejercicio, del significado real de la tarea. Tenemos que
asegurarnos absolutamente de que el niño ha entendido los conceptos que se
utilizan y la secuencia correcta de los acontecimientos que desembocan en la
realización de la tarea o ejercicio.
- Los
libros de texto deben adaptarse para presentar al alumno un concepto
completo y no sólo una compilación de detalles circunstanciales sin ninguna
conexión y significado aparentes.
- Aceptar
el nivel de funcionamiento del niño/a.
-Ajustar
el progreso gradual de la enseñanza: el niño conseguirá mejores resultados
si antes realizamos la tarea o el ejercicio junto a él. Después, cuando el niño
esté dispuesto, hay que dejarle que realice gradualmente la tarea sin ayuda.
- Ajustar
la velocidad y adaptar el ritmo a la capacidad del alumno: reduciendo el
ritmo y proporcionando apoyo durante toda la actividad, los alumnos suelen ser
capaces de resolver los problemas según sus capacidades. El ritmo de la
enseñanza no ha de exceder de la capacidad del alumno.
- Vigilar
de cerca la capacidad del alumno.
- Proporcionarle
asistencia individual: que puede consistir en ayuda para sacar los libros
de la mochila, salir de la clase durante los momentos de descanso y regresar de
nuevo, ir al baño, etc.
-Tenemos
que encontrar compensaciones para las funciones deficientes de nuestros
alumnos con parálisis cerebral.
- Cooperar
con fisioterapeutas y terapeutas.
-Si el alumno no puede dibujar letras legibles
por problemas de dirección o movimiento deberemos permitirle que utilice moldes de impresión. Ello mejorará su escritura
en calidad y cantidad, permitiéndole por consiguiente utilizar más plenamente
sus recursos.
3. Sentir
que triunfa y domina la materia
Hacer que los alumnos sientan que han
triunfado en el intento de llevar a cabo la tarea que les hemos asignado, hacer
que se sientan competentes en la realización de las tareas cotidianas y los
trabajos escolares. Para ello los maestros debemos reaccionar positivamente a
los esfuerzos que despliegue el niño y hacerle ver los logros que ha
conseguido. Una buena idea sería
dedicar cierto tiempo a resumir con cada niño los progresos realizados.
Un
motivo de elogio por parte del maestro puede ser cualquier cosa: recordar un mensaje del día anterior,
dominar las dificultades de la tabla de multiplicar, desplazar un juguete, etc.
-Reforzar
los aspectos débiles: deberemos empezar a trabajar con las funciones más
satisfactorias del niño, pero luego tendremos que ayudar al niño a que se
capacite y aprenda a compensar sus debilidades. Por ejemplo, si el niño
experimenta problemas en relación con su propio cuerpo, tendremos que llevar a
cabo actividades para resolverlos:
· Juegos relacionados con el cuerpo.
· Canciones y bailes con movimientos corporales.
· Desarrollo de la conciencia corporal, tocando su
propio cuerpo y los de los demás.
· Imitación de posturas, posiciones y movimientos.
-Repetición
de actividades: la repetición frecuente les ayudará a conservar las
habilidades adquiridas, combinarlas y dominar nuevas actividades. Para
facilitar el proceso de aprendizaje de los alumnos con parálisis cerebral, es
esencial que establezcamos la conexión existente entre las técnicas aprendidas
y la rutina diaria, las acciones o cosas nuevas con las que el niño ya conoce o
aprecia. Pero tenemos que tener cuidado con repetir durante mucho tiempo una
tarea sin que el niño muestre comprensión o progreso aparentes.
-Colocar
al niño en posturas que le permitan dominar las tareas propuestas, y
proporcionarle ayudas y sustitutos con este fin. Por ejemplo, si la
motricidad manual del alumno es muy deficiente, deberá considerarse la
posibilidad de usar otras partes del cuerpo:
- Si el niño controla los movimientos de la cabeza, podremos atarle una regla a un casco, o quizás utilizar un palo movido con la boca.
- Podemos reducir el tamaño del material docente, de modo que el niño pueda alcanzar un mayor número de palabras o imágenes sin mover el brazo.
- O por el contrario, podemos ampliar el material docente, o separarse las palabras y las imágenes para facilitar su señalamiento (si el niño sufre movimientos involuntarios muy pronunciados).
- Podemos atar objetos metálicos pequeños (como grapas para papel) a las imágenes, palabras, números u objetos, de manera que el alumno los pueda levantar con la ayuda de un imán atado a la mano o a otras partes del cuerpo.
- El niño también puede indicar con la mirada el objeto que quiere manejar.
Es
importante que encontremos la mejor postura de trabajo posible del alumno:
- Tanto si la mejor postura es sentado, tumbado o de pie, tenemos que conseguir que el alumno esté cómodo y seguro.
- Es preferible que las sillas de ruedas sean ajustables.
- Esté sentado o de pie, tiene que haber siempre una mesa de trabajo conectada con la silla.
- Podemos colocar esterillas de caucho en la silla o sobre el pupitre para evitar que el niño resbale o que los objetos puedan caer al suelo.
- Tener en
cuenta a la hora de planear la educación el hecho de nuestros alumnos pueden
tener días buenos y días malos: si les presionamos demasiado pueden tener
reacciones negativas ante formas de enseñanza que antes consideraban positivas
a interesantes. Para conseguir resultados óptimos del esfuerzo los niños tienen
que mostrar interés, motivación y una actitud positiva hacia el docente.
- Ayudar a
los niños a ayudarse a sí mismos: como maestros y teniendo en cuenta el
objetivo de la educación, nuestro deber es preparar al alumno para que lleve
una vida independiente en la medida de lo posible. Tenemos que formarlos y
prepararlos para llevar una vida adulta, para que sepan desenvolverse en su
vida futura cuando dejen de ser alumnos.
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